Ultraismo

ULTRAISMO:


El objetivo primordial de esta corriente era la modernidad, previa la liquidación del modernismo decadente. Rasgos característicos:
riqueza de imágenes y metáforas sorprendentes, sentido lúdico de la creación estética, un profundo lirismo, agudeza conceptual y sentido del humor.

El Ultraísmo fue un movimiento literario de vanguardia que se definió fundamentalmente por su oposición al modernismo y a la Generación del 98.  El  ultraísmo se desarrolló en España y Argentina,  Pero fue en Argentina donde se termino de desarrollar. La poesía ultraísta tiende a alejarse de la vida objetiva para refugiarse en la interioridad del poeta.  Esta poesía quiere  emoción pura y descolocaba al lector tradicional sorprendiéndolo con sus imágenes tradicionales.
Las publicaciones más famosas del ultraísmo fueron las revistas Prisma, Proa y Martín Fierro.



CARACTERISTICAS


- Reducción de la lírica a su elemento primordial: la metáfora.

-Síntesis de dos o más imágenes en una, que ensancha de ese modo su facultad de sugerencia.

-Imágenes y metáforas chocantes, ilógicas, donde destacan el mundo del cine, del deporte, del   adelanto técnico: "Los motores suenan mejor que endecasílabos" (Guillermo de Torre).

-palabras esdrújulas. (tónica o fuerza de voz en el antepenúltimo lugar)


-Eliminación de la rima.



AUTORES:




Guillermo De Torre:

(1900 - 1971), Fue uno de los impulsores del ultraísmo. Después de la publicación de los poemas ultraístas
Hélices (1923), se orientó definitivamente al cultivo del ensayo literario, donde destacó como comentador  del fenómeno estético vanguardista.

Obras:

Manifiesto vertical, 1920.


El espejo y el camino (1968), ensayos.


Nueva direcciones de la crítica literaria (1970)

Doctrina y crítica lite (1970).

Hay un instante. (Poema)



OBRA:



HAY UN INSTANTE

Hay un instante del crepúsculo
en que las cosas brillan más,
fugaz momento palpitante
de una morosa intensidad.
Se aterciopelan los ramajes,
pulen las torres su perfil,
burila un ave su silueta
sobre el plafond de zafiro.
Muda la tarde, se concentra
para el olvido de la luz,
y la penetra un don suave
de melancólica quietud.
Como si el orbe recogiera
todo su bien y su beldad,
toda su fe, toda su gracia,
contra la sombra que vendrá...
Mi ser florece en esa hora
de misterioso florecer;
llevo un crepúsculo en el alma,
de ensoñadora placidez.
En él revientan los renuevos
de la ilusión primaveral,
y en él me embriago con aromas
 
de algún jardín que hay ¡más allá